Hoy es un día especial para mí, ya que hoy nace Ecodeco.es, mi empresa. Me llamo Rocío Boza Bonilla y soy natural de una pequeña ciudad cercana a Sevilla, Alcalá de Guadaíra.
El diez de Febrero del año dos mil veinte nació el peque de nuestra familia. Cuando tienes delante de ti a una criatura tan pequeña e indefensa es inevitable que tu mente sea asaltada por multitud de preguntas, entre ellas, la siguiente: ¿el mundo tan deteriorado medioambientalmente, en el cual vivimos, es el ideal para que este niño crezca? Obviamente, la repuesta es ¡no!
El ser humano ya desde el neolítico inició un proceso de destrucción del medio ambiente de forma progresiva y con efectos crecientes hasta la actualidad. Con la práctica de la agricultura y la ganadería cientos de bosques fueron arrasados y sus tierras roturadas con el consiguiente efecto erosivo sobre las mismas. Paralelamente, numerosas especies vegetales y animales desaparecieron de sus nichos ecológicos. Al principio, dado el limitado número de grupos humanos, así como de su densidad, los efectos del fenómeno neolítico no fueron considerables en comparación con la inmensidad de zonas aún vírgenes del planeta. Aquello sólo era el prefacio de aquello que estaba por venir.
El posterior avance en las técnicas de cultivo vino acompañado por un aumento de excedentes en la producción de alimentos, que derivó en un crecimiento de la población y, por ende, también los daños sobre la biosfera fueron creciendo a lo largo del tiempo de modo exponencial. Y no sólo eso, el ser humano con su nueva actitud, se desvinculó de la madre naturaleza para iniciar un camino autodestructivo, olvidando aquella etapa de su historia en la cual vivía de la pura observación del medio para poder subsistir, rompiendo así su identidad como animal integrado en un ecosistema y convirtiéndose de este modo en un ente totalmente distinto.
Groso modo, esta dinámica, con sus lógicas particularidades, siguió en la misma progresión durante la Antigüedad y la Edad Media. Pero al final de la Edad Moderna, con la llegada de la Revolución Industrial, en siglo XVIII, todo cambió a peor, ya que es en este momento histórico cuando los problemas se acentúan, ya que significó un agravamiento en lo referente a la salud del planeta y el inicio de su calentamiento.
Todas aquellas masas selváticas de hace entre 200 y 300 millones de años que almacenaron en sus diversas estructuras vegetales ingentes volúmenes de dióxido de carbono, para luego al morir dar lugar a los depósitos de carbón, petróleo y gas natural, comenzaron a ser consumidos de modo irracional para suministrar energía a la sociedad humana ¡Estos carburantes quemados representan el carbono capturado vía fotosíntesis durante millones de años! Gracias a esto los termómetros de todo el planeta no dejan de batir nuevos records anuales de temperatura, sin que haya atisbo de un cambio de tendencia a corto plazo.
Por si lo anterior fuese un cuestión baladí, con la llegada de los avances en el campo de la química, se fabricaron nuevos materiales nocivos que se sumaron a la degradación del medio ambiente, debido fundamentalmente al consumo de productos plásticos impulsado por un nuevo aumento de la población. Además, en estas mentes “modernas” se instauró la idea (o espejismo), de un crecimiento económico infinito.
La actividad humana ha alterado ya de manera irrevocable las pretéritas condiciones naturales del planeta. En todos los rincones del mundo, actualmente, se ha registrado una radioactividad antes inexistente procedente de pruebas nucleares con armas, el uso de las mismas en contiendas militares o de la industria energética nuclear. Por otro lado, los gases contaminantes forman nubes tóxicas sobre todas nuestras ciudades; sólo hay que observar Sevilla desde Alcalá de Guadaira en cualquier día despejado para poder ver una nube que se extiende a lo largo y ancho ocupando kilómetros cuadrados de nuestros cielos; Plaguicidas, herbicidas, insecticidas y abonos químicos de origen sintético han envenenado no solo nuestros acuíferos, campos, fauna y flora, también se han detectado sus elementos carcinógenos en seres humanos; grandes masas arbóreas se han talado, destruyéndose así nichos ecológicos formados a lo largo de miles de años.
Tanto nosotros los adultos, como las generaciones que están naciendo ahora en nuestro mundo o que nacerán en el futuro, somos herederos de los efectos de esa dinámica que nos han conducido a vivir la peor situación medioambiental de la Historia. Hemos perdido la oportunidad de conocer numerosos monumentos naturales que conocieron nuestros ancestros, ni siquiera vamos a poder conocer algunos que conocieron nuestros padres y abuelos. Del mismo modo, nuestros descendientes no conocerán algunas de esas maravillas que nosotros sí hemos podido conocer. Sin lugar a dudas, este proceso apocalíptico debe reinvertirse sin demora. Sólo tenemos este planeta, no hay una opción de construir un B. Por ello, nos urge a todos poner freno a las emisiones de gases nocivos a la atmósfera; el uso irracional de todo tipo de plásticos; la contaminación de acuíferos; el crecimiento desmedido e ilógico de los focos poblacionales; la desaparición de especies animales y vegetales; el calentamiento de nuestros océanos, etc.
Los océanos…Todos somos conscientes de que estos están formados por infinitos millones de gotas de agua. Hoy nace Ecodeco.es como una de esas gotas de agua, siendo algo pequeño e insignificante, pero con la intención de sumarse a otras gotas más que formaran en el futuro ese océano de cambio hacia un mundo más limpio, más verde, más saludable.
Con este proyecto empresarial inicio un nuevo camino a nivel personal y profesional. Lógicamente, esta idea de empresa, como se puede deducir de todo lo anterior, nace como fruto de una serie de inquietudes relacionas con la protección del medio ambiente, pero también, por mi condición como mujer, con las dificultades que he experimentado a lo largo de mi carrera profesional a la hora de ser admitida en el mundo laboral y empresarial, con las mismas condiciones que cualquier hombre. En vistas de que esto último se me presentaba como algo imposible, decidí seguir el ejemplo de otras muchas mujeres y crear mi propia empresa, con la ilusión de poder sumar a este proyecto en un futuro no muy lejano a otras mujeres como yo.
No quiero cerrar este artículo de presentación sin mencionar que este proyecto está dedicado a mis padres, por lo mucho que se han esforzado por cuidarnos, educarnos y proporcionarnos todo aquello que han tenido a su alcance. Tampoco quiero dejar sin mención a mi abuelo Juan, porque él y todos los valores que nos transmitió sobre la naturaleza y la vida siempre estarán con nosotros. Y por último y sobre todo a mi hermano, mi gran apoyo en la vida y sin el cual nada de esto hubiera sido posible. Todos ellos también son Ecodeco.es.
Rocío Boza Bonilla